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NUEVO PARÁSITO CAPAZ DE PRODUCIR UNA LEISHMANIOSIS VISCERAL Y CUTÁNEA.

Ana Narvaez y Alejandra Álvarez. 3º Farmacia. Grupo 01



Científicos brasileños identifican en pacientes que han sido atendidos en el Hospital Universitario del Estado de Sergipe (ciudad de Aracaju) una nueva especie causante de síntomas similares a los de leishmaniosis visceral causada por Leishmania infatum y también parecidos a los de una leishmaniosis cutánea como la producida por L. major. Lo que sorprendió a los investigadores es que no se pueden dar ambas especies de leishmania a la vez. Igualmente, era resistente a los tratamientos disponibles en la actualidad.

Las leishmaniosis cutáneas producen en primer lugar una pequeña pápula no ulcerada en la zona de la picadura, que evoluciona a nódulo para finalizar con la formación de una úlcera. Sin embargo, las viscerales son más graves, incluso mortales con inflamación de bazo, hígado, médula ósea, hepatomegalia entre otros.

El paciente con el caso descrito presentaba al principio un diagnóstico clínico compatible con una leishmaniosis visceral con una disminución de células sanguíneas, esto se debe a que Leishmania es un parásito intracelular, en concreto, se esconde en vacuolas parasitóforas dentro de un macrófago, que luego estallan.

Se le trató con anfotericina B que es uno de los tratamientos de elección. El paciente experimentó una mejoría, pero más tarde sufrió una recidiviva con manifestación cutánea, es decir, pápulas rojizas que no son típicas de las Leishmaniosis viscerales.

Por primera vez, se confirmó un caso mortal debido a complicaciones de la infección por recidivivas y diseminación.

Los resultados indican que el nuevo protozoo no pertenece al género Leishmania, sino que puede estar relacionada con Crithidia fasciculata, otro tripanosomátido como Leishmania que no tenía capacidad de infectar a humanos y otros mamíferos. Por ello, creen que se trata de un nuevo protozoo.

Se estudió la médula ósea y las lesiones de la piel del paciente fallecido, en busca de amastigotes en macrófagos. Para ello, se hizo una especie de Prueba de Montenegro inoculando por separado los parásitos encontrados en piel y los parasitos encontrados en médula ósea, observando en los primeros una respuesta cutánea más agresiva que la producida por el control positivo (L. major) y los segundos experimentaron sintomatología en bazo e hígado similar a una patología visceral sin muestras cutáneas.

Además, se hizo un diagnóstico molecular por secuenciación. Esto demostró que ambas muestras procedían de la misma especie. Esta nueva especie, apuestan los científicos por bautizarla con el nombre de Cridia sergipensis.

Los investigadores priorizan la búsqueda de nuevos fármacos que sean capaces de matar al nuevo protozoo. Otro objetivo consiste en analizar cómo surgió el parásito y mediante qué vectores llega al ser humano. “Es posible que sea el resultado de un cruzamiento de Leishmania con algún otro género, o producto de una mutación genética que dotó a Crithidia de la capacidad de infectar a los mamíferos. También es posible que siempre haya existido en la naturaleza y, a medida que los humanos fueron invadiendo su espacio, se fue volviendo más cercano”, cito a Roque Pacheco, docente de la Universidad Federal de Sergipe (UFS).


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