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UNA ZONA DE JUEGOS DE AGUA EN BARCELONA ENFERMA A 71 PERSONAS, FUNDAMENTALMENTE NIÑOS

La contaminación del agua por una bacteria y un parásito de origen fecal obligó al Ayuntamiento de Barcelona a cerrar un parque solo 20 días después de su apertura



Autores: Gabriel Montero, Inmaculada Muñoz, Carla Marcuccini, Ana Sánchez Lorenzo. Grupo 04, Facultad de Farmacia. Universidad San Pablo CEU.


El verano de 2018, el distrito de San Andreu (Barcelona) inauguraba su mayor zona de juegos de agua, con 234 surtidores en 13 canales, destinada al divertimento de todos los vecinos de la zona. No obstante, sólo 20 días después de la apertura de la instalación, el Ayuntamiento se vio obligado a cerrar el grifo. La razón: varios casos de gastroenteritis de diferente gravedad entre los niños que habían jugado en las fuentes.


El brote afectó a 71 personas, de las cuales, 27 necesitaron asistencia sanitaria y 3 ingreso hospitalario. El 97% de los enfermos sufrió diarrea, el 72% dolor abdominal, el 30% vómitos y el 20% fiebre, siendo la media de edad de 7 años, aunque había enfermos de más de 40. Tras una serie de investigaciones, se describió contaminación fecal y el agua fue identificada como vehículo de transmisión de dos patógenos: Clostridium perfringens, una bacteria, y Cryptosporidium spp., un parásito microscópico.


Manuel Rodríguez Iglesias, jefe del servicio del Hospital Puerta del Mar de Cádiz y miembro de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología (SEIMC), explicaba que lo más probable era que el origen fuera alguno de los 10.000 usuarios que utilizaron la zona de recreo esos días. A pesar de que la instalación tenía un sistema de filtraje y dosificación de cloro en todo el sistema, y que cumplía con la normativa, el brote se produjo. El ayuntamiento recuerda que es necesario actualizar la ley en este tipo de casos, y es que estas especies son resistentes a la cloración de las aguas.

Lo llamativo de este caso es que los dos patógenos causen el brote juntos, cuando normalmente lo hacen por separado. Además, destaca la cantidad de parásitos que puede liberar una persona infectada por Crypitosporidium spp.

Según la ASPB (Agencia de Salud Pública de Barcelona), en el 36% de los pacientes cuyas heces fueron analizadas fueron detectados ambos patógenos, en el 32% únicamente Cryptosporidium spp y en el 8% solo Clostridium perfringens. El 24% dieron negativo, lo que indicaría que el organismo ya ha eliminado el agente infeccioso.


En el ciclo biológico de Cryptosporidium: El reservorio son los mamíferos y el vehículo de transmisión son principalmente las aguas, y alimentos contaminados así como artrópodos como moscas etc. Se transmite con la ingestión de la fase infecciosa del parásito, llamada ooquiste, puede transmitirse también al ingerir agua procedente de las piscinas, baños calientes, jacuzzis, lagos, ríos, manantiales, estanques o arroyos contaminados con aguas residuales o heces (de humanos o animales).

También al comer alimentos no cocinados contaminados y al ingerir el parásito procedente de superficies contaminadas con la deposición de una persona infectada, como las instalaciones del baño, las mesas para cambiar a los bebés y los cubos para los pañales.

En conclusión, podemos decir que a pesar de que haya leyes encargadas de regular las aguas potables y recreacionales, sería importante revisarlas a la luz de los nuevos conocimientos en enfermedades transmisibles, así como mejorar la educación sanitaria de la población para mejorar la salud pública.

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