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JOVEN FALLECE TRAS COMERSE UNA BABOSA EN 2010

Autor: Germán Hierro Abad 3º de Farmacia

Ocho años atrás, Sam Ballard un joven jugador australiano de rugby de 19 años, tomó una decisión que cambió su vida para siempre. Estando reunido con sus amigos, decidió comerse una babosa cuando esta apareció cruzando por su piso, cerca de la mesa en la que estaban reunidos.

Con tan mala suerte, que la pequeña babosa era un hospedador intermediario de Angiostrongylus cantonensis, un nematodo del suborden de los estrongílidos, que normalmente se encuentra en las arterias pulmonares de las ratas, y que pasa a las babosas debido a que estas ingieren las heces de estos animales.

Unos días mas tarde, el joven empezó a encontrarse mal, sintiendo un dolor grave en las piernas y con vómitos, su madre sospechó en primera instancia de un posible cuadro de esclerosis múltiple, pues el padre de Sam había lidiado con la enfermedad, pero los médicos lo descartaron.


Adult of Angiostrongylus cantonensis

Finalmente, repasando lo que había hecho fuera de lo ordinario los últimos días, recayó en la ingesta de la babosa, evidentemente sin estar bien cocinada, concretamente en este caso viva, una forma de contagio común en la zona del océano pacifico, que también se puede transmitir mediante verduras mal lavadas en las que han habitado estos caracoles o babosas, y los médicos recayeron en la infección de este peligroso parásito.

Esto derivo en una meningitis eosinofílica, que derivó en un coma durante un año. Para finalmente despertar tetrapléjico, en una silla de ruedas sufriendo convulsiones durante ocho años. Sufriendo estas secuelas durante casi una década, finalmente falleció a finales de octubre de 2018.

Fuentes texto e imagen:

https://en.wikipedia.org/wiki/Angiostrongylus_cantonensis#/media/File:Angiostrongylus_cantonensis.png

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