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Relación del Alzheimer con la microbiota intestinal

Autores: Alba Martínez Férez y Carla Marcuccini Toledo

Fecha: 12/11/2018

Nuestra microbiota está formada por microorganismos no patógenos, que establecen una relación comensal y simbiótica entre ellos y con el cuerpo humano. Una parte de esta microbiota se localiza en el tracto digestivo y desempeña un papel fundamental en nuestra salud digestiva e inmunológica.

El estilo de vida y la dieta influyen en nuestra microbiota como en cualquier otra parte de nuestro cuerpo. Si llevamos una dieta equilibrada y un estilo de vida activo esta microbiota puede verse conservada en buen estado o incluso beneficiada. Si fuera al contrario, ser puede alterar nuestra microbiota produciendo disbiosis: desequilibrio en la microbiota que puede originar problemas de salud y enfermedades. La disbiosis también está relacionada con la obesidad, alergias, infecciones o enfermedades autoinmunes.

En el intestino hay unas 500 millones de neuronas que forman el sistema nervioso entérico (ENS). Esto significa que puede haber interacción e incluso influencia del sistema nervioso en la microbiota del intestino y viceversa (eje microbiota-intestino-cerebro), y como consecuencia, es posible que esta interacción esté relacionada con ciertos trastornos neurológicos como la Esclerosis Múltiple, el Parkinson o la demencia.

Estudios realizados de participantes del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de Wisconsin (ADRC) y del Estudio del Registro de Wisconsin para la Prevención de la Enfermedad de Alzheimer (WRAP), muestran que la composición de las bacterias de la microbiota en pacientes con Alzheimer y pacientes sanos es distinta, teniendo los primeros menos diversidad bacteriana en su microbiota. Por ejemplo, en pacientes con Alzheimer eran menos abundantes Clostridium y Bifidobacterium, y más abundantes especies como Bacteroides y Gemella. Esto se ha relacionado también con la cantidad de proteínas beta-amiloides encontradas en muestras de líquido cefalorraquídeo de los mismos: aparentemente la disminución de Bifidobacterium lleva asociada la presencia de altos niveles de estas proteínas. Por otro lado, hay bacterias que secretan lipopolisacáridos (LPS) y amiloide.

Cuando hay disbiosis se pueden desencadenar cambios inflamatorios profundos en el intestino que alteran la permeabilidad en la barrera intestinal de modo que tanto sustancias de mayor tamaño, toxinas e incluso algunos microorganismos podrías atravesar esta barrera y pasar al torrente circulatorio y producir consecuencias a nivel encefálico. En caso de originar una inflamación se podría producir neurodegeneración iniciada a partir de la disbiosis en nuestra microbiota.

Todos esto tiene mucha importancia tanto en la prevención como en el tratamiento de la enfermedad. Hay que mantener una buena salud intestinal para prevenir la disbiosis en nuestra microbiota. Además, no solo podría reducir el riesgo de enfermedades neurológicas, sino que una buena microbiota debida a una dieta equilibrada y un estilo de vida activo puede prevenir también cardiopatías, diabetes, cáncer, ... Esta es una buena vía de investigación, pero queda mucho trabajo hasta que se pueda traducir a terapias efectivas para tratar la enfermedad.

·Bibliografía complementaria:

2017. Scientific Reports. 7:13537 https://www.nature.com/articles/s41598-017-13601-y

2018. Molecular Neurobiology. 55:824350 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/29524051

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